Me fui olvidando de los estribos,
llegaron tus caballos al galope,
me fui perdiendo en los pasillos,
vi calles a color.
Soplaba el viento a tu favor,
entre las tiras de tu pelo y el calor,
entre las sábanas de lo que fuimos,
disparamos sin control.
Las balas perdidas me dieron en la razón,
entonces me acobijé con los vaqueros derrotados,
hoy sé a medias que hay que aprender cómo sabotearse para prevenir el abandono,
hoy sé que en realidad solo fuimos inercia.